La felicidad
Las personas necesitamos sentido para nuestra vida, consuelo,
cariño, esperanza, y jamás esas necesidades podrán ser protegidas con un
derecho, ni corresponde satisfacerlas al poder político ni al económico, sino a
ese amplio mundo del voluntariado, en el que se inscriben las familias, las
escuelas, las asociaciones y comunidades, formadas por personas que no
entienden su felicidad si no forma parte de ella ese otro, que es ya parte de
mi vida, que nadie me obliga a atenderle, pero yo me siento obligado, porque hace
mucho tiempo, que me sé ligado a él. Si no se descubre ese lazo por el que nos
sintamos obligados, la humanidad podrá ser un mundo de hombres, pero no un
mundo de seres humanos. Por eso, por favor, ayúdennos a que el tercer milenio sea el de una felicidad que
incluye la justicia y la satisfacción de las necesidades humanas.
La prudencia
La
prudencia es una virtud, es el arte de lo suficiente; buscar el máximo conduce
a situaciones como esta”, señaló la filósofa, añadiendo que “debemos intentar
cambiar y ser prudentes, pensar en las consecuencias de las decisiones que
tomamos”.” Se ha perdido una actitud muy importante: la responsabilidad”,
lamentó Cortina, al tiempo que hablaba de la falta de ejemplaridad que padece
la sociedad actual.
La virtud
virtudes
y virtud, “viene de ‘arete’, y significa excelencia, lo cual quiere decir que
se está por encima de la media en alguna habilidad”. Y con la referencia a la
excelencia enlazó con el segundo aspecto importante que quiso destacar en su
encuentro: el de la vida en sociedad, la democracia y la participación. “Una
democracia no se puede hacer con mediocres, sino con excelentes. El excelente
no lo es para sí mismo sino para la sociedad en la que lo vive. Una sociedad es
mejor con estudiantes aplicados, con veraces, prudentes… Es importante tener
buenos profesionales, todos deberíamos ser excelentes en lo que hacemos. Ser
excelente es la manera de servir mejor a la sociedad, poniendo nuestra
excelencia al servicio de los demás.
En la
vida personal y en la vida pública hay que entrar día a día y tomar decisiones
para generar virtudes de excelencia de carácter porque el que es justo es
excelente, el justo está predispuesto a ser justo.
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